INCENDIO Así ha quedado el edificio incendiado en Valencia tras 5 meses de desescombro
Cuarenta operarios han trabajado en el desescombro del inmueble de forma continuada 01 febrero 2025 23:18
Los trabajos de desescombro y limpieza industrial del edificio de Campanar, que fue arrasado por las llamas el pasado 22 de febrero de 2024, han llegado a su fin. La empresa encargada de retirar y vaciar de escombros las distintas dependencias y plantas del inmueble, Giticsa, ya está finalizando las tareas. «Apenas queda rematar y recoger material y maquinaria pequeña», explica Sergio Ballester, propietario de esta firma valenciana que trabaja en toda España desde hace 18 años. «
«He trabajado en 100 incendios en todo el país, y nunca he visto nada parecido al siniestro de Campanar, la primera vez que entré al inmueble me impresionó la virulencia con que las llamas arrasaron todo a su paso por el efecto del viento», confiesa este especialista. «Nuestro cometido -señala Ballester- ha consistido en dejar las instalaciones en perfectas condiciones de limpieza y seguridad, y dirigir la correcta transición para que ahora entre la empresa encargada de las obras de rehabilitación y reconstrucción».
El balance final de esta actuación ha sido demoledor, nunca mejor dicho: «Hemos retirado y llevado a los vertederos autorizados la friolera de 900 toneladas de residuos y escombros, a razón de una media de 4 camiones bañera al día y gracias al trabajo de 40 operarios/día».
Desde el 2 de septiembre
Los trabajos se han desarrollado durante 5 meses, desde que arrancaron el pasado 2 de septiembre y han culminado ahora, en la última semana de enero. El vaciado de este edificio ha obligado a esta empresa a superar dos retos fundamentales: «El trabajo en altura nos ha planteado serias dificultades; y además, partíamos de montañas de escombros dentro de las viviendas y zonas comunes que ha habido que separar y clasificar material por material en el propio lugar, dentro de la propia sala donde estaban», añade Ballester.
Estas dificultades especiales han obligado a los técnicos de Giticsa a desplegar una completa logística y un amplio equipo humano y técnico. Tal como relata la directora de la obra, Katherine Rincón, »hemos utilizado dos plataformas elevadoras de alto alcance, una de 74 metros de altura; y otra de más de 50 metros» para acceder a las plantas más elevadas.
«Ya en la primera toma de contacto, el ambiente que nos encontramos era estremecedor« añade Rincón. «Lo primero que hicimos fue colocar dos tubos especiales que fabricamos para estas tareas» señala la directora de obra. Ambos tubos fueron anclados a los forjados del edificio. Uno se sacó por la fachada de la calle Poeta Rafael Alberti y el otro, por la fachada que da a una zona ajardinada contigua.
Para la organización de los equipos, «hemos trabajado de 3 en 3 plantas, y primero iniciamos el vaciado de los enseres quemados». Luego, añade Katherine Rincón «procedimos a retirar las estructuras de pladur, que clasificamos y procedimos a trocear en la misma obra». Entre otra maquinaria, «se ha contado con mini-palas cargadoras para hacer estos acopios de materiales» y también «hemos instalado unas cintas transportadoras en las distintas plantas que nos han ayudado a clasificar el residuo y el escombro en origen».
«Respecto a la situación previa, con esas montañas de escombros, que encontramos en cada planta, hemos efectuado el acondicionamiento y la valorización de todos los materiales». Posteriormente, «se bajaban a contenedores especiales y a los camiones bañera, y de ahí a centros de tratamientos autorizados: la madera al reciclaje de madera, el aluminio al suyo, el pladur al suyo, los RAEE’s a los suyos...». Sobre todo, «se han tenido que retirar multitud de toneladas de pladur», recuerda la técnica.
Del interior de las viviendas han retirado de todo: enseres, colchones, muebles, lámparas, juguetes... Más basura, escombros, ascensores y electrodómésticos, estos últimos son los denominados RAEE’s. «En cada casa había al menos una televisión, un horno, un lavavajillas, una nevera, un ventilador, uno o varios ordenadores... más los aparatos del aire acondicionado que hubo que desmontar desde el exterior con otra grúa», comenta Katherine Rincón. Como en el caso del pladur, «los ascensores de desmontan in situ, se desguazan y se bajan a la calle para ser transportado a un centro autorizado».
Además, se clasifica cada material o residuo en la propia planta, también hubo que derribar algunos tabiques de ladrillo, y las divisiones de pladur que estaban arrasadas.
Los trabajos de desescombro y limpieza industrial del edificio de Campanar, que fue arrasado por las llamas el pasado 22 de febrero de 2024, han llegado a su fin. La empresa encargada de retirar y vaciar de escombros las distintas dependencias y plantas del inmueble, Giticsa, ya está finalizando las tareas. «Apenas queda rematar y recoger material y maquinaria pequeña», explica Sergio Ballester, propietario de esta firma valenciana que trabaja en toda España desde hace 18 años. «
«He trabajado en 100 incendios en todo el país, y nunca he visto nada parecido al siniestro de Campanar, la primera vez que entré al inmueble me impresionó la virulencia con que las llamas arrasaron todo a su paso por el efecto del viento», confiesa este especialista. «Nuestro cometido -señala Ballester- ha consistido en dejar las instalaciones en perfectas condiciones de limpieza y seguridad, y dirigir la correcta transición para que ahora entre la empresa encargada de las obras de rehabilitación y reconstrucción».
El balance final de esta actuación ha sido demoledor, nunca mejor dicho: «Hemos retirado y llevado a los vertederos autorizados la friolera de 900 toneladas de residuos y escombros, a razón de una media de 4 camiones bañera al día y gracias al trabajo de 40 operarios/día».
Desde el 2 de septiembre
Los trabajos se han desarrollado durante 5 meses, desde que arrancaron el pasado 2 de septiembre y han culminado ahora, en la última semana de enero. El vaciado de este edificio ha obligado a esta empresa a superar dos retos fundamentales: «El trabajo en altura nos ha planteado serias dificultades; y además, partíamos de montañas de escombros dentro de las viviendas y zonas comunes que ha habido que separar y clasificar material por material en el propio lugar, dentro de la propia sala donde estaban», añade Ballester.
Estas dificultades especiales han obligado a los técnicos de Giticsa a desplegar una completa logística y un amplio equipo humano y técnico. Tal como relata la directora de la obra, Katherine Rincón, »hemos utilizado dos plataformas elevadoras de alto alcance, una de 74 metros de altura; y otra de más de 50 metros» para acceder a las plantas más elevadas.
«Ya en la primera toma de contacto, el ambiente que nos encontramos era estremecedor« añade Rincón. «Lo primero que hicimos fue colocar dos tubos especiales que fabricamos para estas tareas» señala la directora de obra. Ambos tubos fueron anclados a los forjados del edificio. Uno se sacó por la fachada de la calle Poeta Rafael Alberti y el otro, por la fachada que da a una zona ajardinada contigua.
Para la organización de los equipos, «hemos trabajado de 3 en 3 plantas, y primero iniciamos el vaciado de los enseres quemados». Luego, añade Katherine Rincón «procedimos a retirar las estructuras de pladur, que clasificamos y procedimos a trocear en la misma obra». Entre otra maquinaria, «se ha contado con mini-palas cargadoras para hacer estos acopios de materiales» y también «hemos instalado unas cintas transportadoras en las distintas plantas que nos han ayudado a clasificar el residuo y el escombro en origen».
«Respecto a la situación previa, con esas montañas de escombros, que encontramos en cada planta, hemos efectuado el acondicionamiento y la valorización de todos los materiales». Posteriormente, «se bajaban a contenedores especiales y a los camiones bañera, y de ahí a centros de tratamientos autorizados: la madera al reciclaje de madera, el aluminio al suyo, el pladur al suyo, los RAEE’s a los suyos...». Sobre todo, «se han tenido que retirar multitud de toneladas de pladur», recuerda la técnica.
Del interior de las viviendas han retirado de todo: enseres, colchones, muebles, lámparas, juguetes... Más basura, escombros, ascensores y electrodómésticos, estos últimos son los denominados RAEE’s. «En cada casa había al menos una televisión, un horno, un lavavajillas, una nevera, un ventilador, uno o varios ordenadores... más los aparatos del aire acondicionado que hubo que desmontar desde el exterior con otra grúa», comenta Katherine Rincón. Como en el caso del pladur, «los ascensores de desmontan in situ, se desguazan y se bajan a la calle para ser transportado a un centro autorizado».
Además, se clasifica cada material o residuo en la propia planta, también hubo que derribar algunos tabiques de ladrillo, y las divisiones de pladur que estaban arrasadas.