DISEÑO

Bombas Gens Centre d’art o cómo revalorizar una fábrica abandonada en València

Fotografías: Alfonso Calza y Bombas Gens Centre d’Art.
World Design Capital Valencia 2022

Rehabilitar una fábrica abandonada y convertirla en un referente del patrimonio industrial para un uso artístico y sociocultural. Eso es lo que hizo la Fundació Per Amor a l’Art con unas impresionantes naves de 1930 cerradas desde hacía décadas: transformarlas en Bombas Gens Centre d’Art.

Ser un espacio inclusivo dedicado a la cultura es lo que ha puesto, a este edificio de Valencia, en el mapa de los lugares más envidiados internacionalmente.

La apuesta de sus promotores cuando lo inauguraron en 2017 era bien clara: fundar un centro de arte abierto a todos, con entrada gratuita y sin subvenciones públicas; con un comedor para niños en riesgo de exclusión social y con un centro para coordinar la investigación sobre la enfermedad de Wilson, dolencia con la que los impulsores son, por motivos familiares, especialmente sensibles.

Un total de 6.000 metros cuadrados (2.600 de ellos, solo para exposiciones) repartidos entre cultura, solidaridad y ciencia, movidos por la profunda pasión de sus propietarios hacia el arte y por el convencimiento de que este nos mejora como sociedad.

Las obras que se exponen proceden de la Fundació Per Amor a l’Art, con los propios empresarios Susana Lloret y José Luis Soler al frente, entidad que soporta económicamente toda la inversión realizada en Bombas Gens. Solo para recuperar el edificio destinaron más de nueve millones de euros.

La historia

La historia del edificio se remonta a 1930, cuando el arquitecto Cayetano Borso di Carminati lo proyecta para un empresario, Carlos Gens, con la finalidad de ser la nueva sede de su consolidada fábrica de bombas hidráulicas, dando un salto a la modernidad desde los emplazamientos anteriores de la empresa.

El espacio, de un indudable valor histórico, es uno de los pocos ejemplos de arquitectura industrial que quedan en pie. Su edificio y el estilo art-decó de sus fachadas hacen de este lugar un enclave único para albergar estos nuevos usos que responden a las necesidades actuales.

El edificio padeció, también, las durezas de la Guerra Civil pues fue incautado por los republicanos para fabricar bombas, con lo que supuso un objetivo claro para el ataque del bando franquista. De ahí la existencia de un refugio antiaéreo, conservado todo este tiempo y que también se puede visitar. El inmueble en general se encontraba muy deteriorado después de muchos años de abandono, incendio incluido, tras cerrar sus puertas definitivamente en 1991.

El edificio padeció las durezas de la Guerra Civil pues fue incautado por los republicanos para fabricar bombas, con lo que supuso un objetivo claro para el ataque del bando franquista. De ahí la existencia de un refugio antiaéreo, conservado todo este tiempo y que también se puede visitar.

La intervención

Tres fueron los profesionales que dirigieron las intervenciones arquitectónicas en el complejo fabril para su recuperación en lo que es hoy: tras la consolidación de las naves, ejecutada por Eduardo de Miguel, Ramón Esteve asumió el desarrollo y la ampliación del proyecto y la arquitecta Annabelle Selldorf se ocupó de la parte museística.

A través de la fachada se accede al centro de arte, de forma directa; el restaurante queda a la derecha (dirigido por el cocinero Ricard Camarena, con estrella Michelin) y las oficinas, a la izquierda, con una presentación más discreta respecto a la entrada.

El proyecto de rehabilitación de Bombas Gens también contó con el diseño, por parte de Esteve, del patio trasero; un espacio que contiene el jardín realizado por el paisajista Gustavo Marina y la escultura site-specific de Cristina Iglesias.

En el patio se encuentra la bodega del siglo XV, cubierta, y el refugio antiaéreo de la Guerra Civil. Todos estos espacios están articulados con zonas verdes para permitir al visitante disfrutar adecuadamente de la escala del conjunto y descubrir cada uno de sus rincones.

El arquitecto Ramón Esteve explica cuál supuso el reto de la intervención, “lo más complicado fue la tarea de diseñar un espacio que representase a una fundación con una fuerte identidad, como es la Fundació per Amor a l’Art, y tratar de convertir esos valores en piedra, generando a su vez un escenario que sirviera para desarrollar diariamente sus funciones, actividades y objetivos”.

Por su parte, la arquitecta Annabelle Selldorf, responsable del proyecto museístico, apunta que los promotores del espacio, muy conscientes de la consideración que requería el espacio, “no estaban buscando a un diseñador que simplemente le diera al edificio una sensación radiante y novedosa, sino a alguien que abrazara el carácter histórico y le diera un nuevo propósito y una nueva fuerza. Vieron que el valor del arte y de la arquitectura podían contribuir a crear una sensación real de lugar que supusiera una verdadera aportación al barrio de Marxalenes, así como a València y a España”, explicaba en la publicación que editó la institución para conmemorar su primer aniversario.

“Cuando se me presenta la oportunidad de adaptar los edificios industriales o históricos a un nuevo uso mi enfoque es comprender a fondo las cualidades esenciales y la singularidad del edificio. A partir de este entendimiento y en el contexto de un nuevo propósito, se puede determinar qué aspectos restaurar, reparar o renovar y dónde se necesita una intervención”, señalaba la arquitecta.

“Creo que la arquitectura cobra vida, y se completa, por parte de quienes la usan y, con Bombas Gens, ha sido muy gratificante ver el centro lleno de gente disfrutando del arte y de los maravillosos programas presentados. Ha servido como un catalizador para la revitalización y el compromiso de la manera que esperábamos durante la planificación, pero que ha superado nuestras expectativas”, apuntaba Selldorf.

La colección

El centro de arte Bombas Gens cuenta, además, con un asesor de lujo en lo referente a la adquisición de obras: Vicent Todolí, ex-director de la Tate Modern, quien ha ido aconsejando, desde hace años, a Lloret y Soler hasta conformar una espléndida colección en la que destacan desde las obras de fotógrafos del siglo XX ya clásicos, como Walker Evans y Garry Winogrand, hasta las de fotógrafos recientes, pasando por piezas de los pintores Anna-Eva Bergman, Esteban Vicente y Juan Uslé o los escultores Juan Muñoz y Cristina Iglesias.

La colección artística tiene algunas pautas muy especiales y que merece la pena conocer: es de acceso público, sus obras no salen al mercado, no especulan con ellas y no pagan precios desmesurados.

El centro de arte aspira a atraer todo tipo de público, según ha explicado muchas veces Susana Lloret, cara visible de esta institución, “el objetivo es que la igualdad de oportunidades sea un poco más real”.

El diseño gráfico

El Estudio Gallén+Ibáñez, fundado por Carmina Ibáñez y Marisa Gallén, esta última galardonada con el Premio Nacional de Diseño 2019, firma la identidad gráfica de Bombas Gens.

El trabajo, cuyo logo parte de un motivo ornamental art déco extraído de la reja del edificio que representa una fuente, cumple con tres premisas necesarias: ser contemporáneo, ser reconocible y ser formalmente sintético. Este diseño ha sido reconocido con varios premios especializados: Laus, Clap, German Design Awards y La Lluna.

Las cifras

En definitiva, es un proyecto muy ambicioso, que ha dado vida a un edificio abandonado y con una proyección internacional que ha recibido el apoyo del público de una manera indudable.

Las cifras son rotundas: desde su apertura, en Bombas Gens ha habido 19 exposiciones y casi treinta mil asistentes a las 473 actividades que se han realizado en torno a las muestras (talleres, visitas guiadas), que han contado con una alta participación social.

Desde que abriera sus puertas, casi 200.000 personas han pasado por lo que, apenas unos años antes, era una imponente fábrica abandonada.

Como dice el arquitecto Rafael Moneo, “la vida de un edificio es una carrera completa a través del tiempo”. Bombas Gens es hoy un lugar con un diseño y una intención que hace, de Valencia, una ciudad mejor.