INDUSTRIA La cerámica deberá pagar más por el CO2 pese a su bajada de coste
Este año hay menos asignaciones gratuitas debido a la caída de producción del 2022. La cotización tocó techo en febrero, con 92 euros, mientras que ahora está en 79 11 junio 2023 18:47
La escalada de precios del gas, que aún se deja sentir a pesar de su rebaja en los últimos meses, no es la única preocupación relacionada con la energía que afecta a la industria cerámica de Castellón. Otro elemento que impacta en sus cuentas de resultados es el precio por las emisiones de CO2, que en los últimos años se han disparado.
Si en el 2020 el precio medio anual por una tonelada de CO2 se fijaba en 24,75 euros, este mes de febrero se llegó a tocar techo, con una cotización de 91,82 euros. A partir de ese momento el precio se ha moderado y en este mes de junio se fija en 78,94. Una mejora que no tendrá un efecto beneficioso en estas empresas.
La razón se encuentra en el mecanismo por el que funciona este mercado. Las fábricas cuentan con una serie de asignaciones gratuitas, y a partir de un determinado volumen de emisiones hay que pagar por cada tonelada. Según detallan desde la patronal Ascer, en el pasado año hubo un descenso de la producción del 15%. «Algo que implica también que haya habido menos emisiones, por lo que el déficit de asignaciones gratuitas habrá sido menor, o lo que es lo mismo, las empresas habrán tenido que comprar menos derechos de emisión en el 2022».
Más gasto sectorial
La cuota de asignaciones sin coste «se calcula en base a la producción del año anterior, y por este motivo, en el 2023 nuestra asignación gratuita es menor», especifican. Por eso, «ante una producción igual o superior se obligará a las empresas a comprar más derechos y tener un mayor coste sectorial de CO2», apuntan. De este modo, el ahorro que se pudiera producir por el descenso de la cotización se verá contrarrestado por la necesidad de adquirir más derechos de emisión.
Un coste que se añade al del gas, que en estos momentos se encuentra en cotizaciones por debajo de 30 euros por megavatio hora, pero que las empresas pagan a un precio muy superior, ya que una gran cantidad de contratos con las suministradoras se firmaron en pleno ascenso de precios. Algo que ya pusieron de manifiesto los fabricantes de fritas y esmaltes para la cerámica esta semana.
Postura crítica
Ascer tiene una postura crítica con el funcionamiento de los mercados de emisión de CO2, que en principio debería ser un incentivo para hallar energías más limpias, si bien la cerámica no dispone en estos momentos de una alternativa al gas, a pesar de la eficiencia cada vez mayor de los hornos. Además, la competencia de países de fuera de la Unión Europea no soporta este coste.
La escalada de precios del gas, que aún se deja sentir a pesar de su rebaja en los últimos meses, no es la única preocupación relacionada con la energía que afecta a la industria cerámica de Castellón. Otro elemento que impacta en sus cuentas de resultados es el precio por las emisiones de CO2, que en los últimos años se han disparado.
Si en el 2020 el precio medio anual por una tonelada de CO2 se fijaba en 24,75 euros, este mes de febrero se llegó a tocar techo, con una cotización de 91,82 euros. A partir de ese momento el precio se ha moderado y en este mes de junio se fija en 78,94. Una mejora que no tendrá un efecto beneficioso en estas empresas.
La razón se encuentra en el mecanismo por el que funciona este mercado. Las fábricas cuentan con una serie de asignaciones gratuitas, y a partir de un determinado volumen de emisiones hay que pagar por cada tonelada. Según detallan desde la patronal Ascer, en el pasado año hubo un descenso de la producción del 15%. «Algo que implica también que haya habido menos emisiones, por lo que el déficit de asignaciones gratuitas habrá sido menor, o lo que es lo mismo, las empresas habrán tenido que comprar menos derechos de emisión en el 2022».
Más gasto sectorial
La cuota de asignaciones sin coste «se calcula en base a la producción del año anterior, y por este motivo, en el 2023 nuestra asignación gratuita es menor», especifican. Por eso, «ante una producción igual o superior se obligará a las empresas a comprar más derechos y tener un mayor coste sectorial de CO2», apuntan. De este modo, el ahorro que se pudiera producir por el descenso de la cotización se verá contrarrestado por la necesidad de adquirir más derechos de emisión.
Un coste que se añade al del gas, que en estos momentos se encuentra en cotizaciones por debajo de 30 euros por megavatio hora, pero que las empresas pagan a un precio muy superior, ya que una gran cantidad de contratos con las suministradoras se firmaron en pleno ascenso de precios. Algo que ya pusieron de manifiesto los fabricantes de fritas y esmaltes para la cerámica esta semana.
Postura crítica
Ascer tiene una postura crítica con el funcionamiento de los mercados de emisión de CO2, que en principio debería ser un incentivo para hallar energías más limpias, si bien la cerámica no dispone en estos momentos de una alternativa al gas, a pesar de la eficiencia cada vez mayor de los hornos. Además, la competencia de países de fuera de la Unión Europea no soporta este coste.