Desde que estalló la burbuja inmobiliaria, hace ya dieciséis años, la construcción no ha vuelto a ser la misma. En aquella época, cuando se construían pisos como setas, el sector daba empleo en Castellón cerca de 29.000 personas y con salarios que daban de sobra para pagar las facturas.
Hoy, en cambio, la situación es bien distinta: el ladrillo emplea en la provincia a 17.815 personas (un 38% menos en durante el boom) y los empresarios advierten que necesitan muchos más profesionales. El problema es que las de albañil, encofrador, yesista, gruista, fontanero o electricista han dejado de ser profesiones atractivas para los jóvenes y todas se enfrentan a un problema, y muy serio, de falta de relevo generacional.
La construcción sabe que sí o sí tiene que captar el interés de los más jóvenes y el Gremi de Rajolers de la Comunitat Valenciana acaba de poner en marcha una campaña para impulsar una batería de cursos de formación, subvencionados y prácticos, orientados a la especialidad de técnico en albañilería, una profesión que supone el 30% del total de puestos necesarios para ejecutar una obra. La campaña está coordinada por Hispalyt, la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida y financiada por la Conselleria de Innovación e Industria.
«A través de esta campaña lo que pretendemos es dar a conocer la oportunidad que ofrece este sector, que cuenta con una alta demanda de empleo. Convertirse en técnico de albañilería significa formar parte de un equipo, adquirir conocimientos constantemente y asegurarse un futuro profesional estable. Y, además, es una excelente oportunidad para beneficiarse de uno de los mejores convenios laborales del país», argumenta Francisco Morant, presidente del Gremi de Rajolers.
Aunque el déficit de mano de obra en la construcción no es un problema nuevo (los promotores llevan años alertando de esta situación), la falta de perfiles agrava cada vez más. De hecho, la Confederación de Empresas de la Construcción de la Comunitat Valenciana, estima que el sector necesita entre 40.000 y 50.000 nuevos trabajadores para hacer frente tanto a la renovación del parque inmobiliario como a los proyectos de obra nueva. Y eso que estos cálculos se han hecho antes de la trágica riada que ha devastado parte de la provincia de Valencia y que obligará a reconstruir decenas de viviendas, empresas, puentes o kilómetros de carreteras.
En Castellón, la patronal Apecc no dispone de datos sobre los profesionales que faltan, pero sí corrobora que el problema existe. «El déficit es real y afecta a todos los oficios que conlleva el desarrollo de la actividad constructiva», apunta David Ruiz, presidente de la asociación que aglutina a los promotores de la provincia.
El diagnóstico es claro y ante las sospechas de que el déficit irá claramente a más (en Castellón la media de edad de las plantillas está entre los 50 y 55 años), el sector busca captar la atención de los más jóvenes. «Nuestro objetivo es motivar, especialmente, a los jóvenes que buscan su primer empleo, así como a las mujeres, además de a personas desempleadas o quienes estén considerando un cambio de profesión. Les invitamos a conocer un sector que ha evolucionado enormemente», añade Morant que insiste en que la construcción ya no es lo que era. «Se ha profesionalizado, las tareas físicas han disminuido gracias a la mecanización, y ofrece una carrera estable».
Entre los cursos que se van a poner en marcha (la formación es presencial y subvencionada al 100%) dos se van a impartir en Vila-real. El primero, que comenzará este mismo mes, es sobre trabajos auxiliares en obras de construcción, mientras que en el segundo (programado para el próximo enero) se enseñará a colocar piezas cerámicas.