Los costes de la construcción de viviendas han cerrado el primer semestre del año con una caída interanual del 0,3% y suman ya casi dos años estables y de moderación, después de la subida exponencial registrada especialmente durante la segunda mitad del año 2021 y el primer semestre de 2022, según la última actualización del Índice de Costes Directos de Construcción elaborado por ACR.
Según la constructora, esta normalización es el resultado de una corrección de los precios de algunas materias primas y de la energía, compensada parcialmente por los incrementos por los problemas de disponibilidad de personal y la falta de mano de obra, que está causando ya subidas en casi todas las partidas, algo que prevén podría seguir subiendo en los próximos meses.
La partida que más bajadas de precio registra es la vidrería, casi un 17% en datos interanuales interanual. En menor medida, las cimentaciones y divisiones interiores también marcan descensos, del 4% y 3%, respectivamente. Alicatados y solados, carpintería de madera, fachadas, estructura e impermeabilización y cubiertas también son más baratos ahora que hace un año.
Por el contrario, hasta ocho partidas han subido sus precios: las instalaciones mecánicas, un 6,3%, la carpintería exterior, un incremento 4,3%, instalaciones eléctricas y teleco, un 3,4%, aparatos sanitarios y grifería, un 3%, movimiento de tierras, un 2,8%, elevadores, un 2,4%, pinturas, 1,4%, y falsos techos y revestimientos, un 0,8%.
Tensiones en la mano de obra
ACR prevé que la mano de obra sea el principal impulsor de subidas en los costes de construcción en los próximos meses. «Todas las circunstancias, sumadas al envejecimiento de los profesionales en la construcción sin relevo generacional, hacen prever tensiones de disponibilidad de equipos y, con ello, subidas en el coste de la mano de obra, que es un factor determinante en la composición total de los costes directos de construcción», desarrollan en la actualización de su índice.
Una de las propuestas del sector para solventar esto es la construcción industrializada, que consiste en desarrollar algunas de las tareas fuera de la obra. «Permite llevar a cabo la ejecución de proyectos con menos personal en obra, incluso la mitad frente a un proyecto de construcción tradicional, y con un ahorro de entre el 30% y el 50% en el plazo de ejecución. Además, mejora notablemente las condiciones laborales, permitiendo por tanto una mayor integración de perfiles más diversos, sin limitaciones de género o condicionantes físicos, atraídos por mejores condiciones de seguridad, salud y confort», concluye la constructora.