Grupo Victoria, uno de los gigantes de la industria en Castellón y propietario de Keraben y Cerámicas Saloni, está negociando un nuevo ERTE para la totalidad de la plantilla, compuesta por unos 1.200 profesionales.
Según fuentes sindicales, el Grupo Victoria ya ha planteado para 2023 un nuevo ERTE cuyas negociaciones se encuentran activas en estos momentos, por lo que todavía no ha quedado definido cuándo empezará a aplicarse y en qué condiciones se desarrollará.
Esta no es la primera vez que el grupo inversor británico recurre a un procedimiento que permite a una empresa suspender temporalmente contratos o reducir las jornadas laborales. De hecho, el propietario de Keraben y Saloni ya presentó a finales del 2021 dos expedientes de regulación de empleo que fueron aprobados a mediados del pasado enero de este año y que finalizan este sábado. Han afectado a toda la plantilla y han conllevado la suspensión de hasta 150 jornadas de trabajo. Ahora, y a pocos días de que expire el actual ERTE, la compañía ha empezado a negociar uno nuevo.
Situación financiera al límite
El goteo de expedientes de regulación de empleo no cesa (en los últimos meses han sido muy pocas las compañías que no hayan hecho uso de este mecanismo) y la situación por la que atraviesa el sector a consecuencia de los elevados precios del gas es de extrema gravedad. Y cada día que pasa es todavía peor. Vicente Nomdedeu, presidente de la patronal cerámica Ascer, aseguró la pasada semana durante un balance del 2022 que las empresas están viviendo «la peor coyuntura en los últimos 28 años» y calculó para este ejercicio un sobrecoste en la factura energética de 2.150 millones de euros.
Nomdedeu se refirió asimismo a que los ERTE «eran una medida coyuntural», y advirtió que la situación financiera de muchas compañías del sector está al límite. «Hay riesgo de que esos ERTE se conviertan en ERE porque la tesorería de las empresas no puede mantener todos los puestos de trabajo», aseguró el presidente de la patronal que volvió a insistir en la necesidad de que el Gobierno ponga sobre la mesa un potente paquete de ayudas para una industria que «nunca ha pedido nada».
El azulejo necesita medidas ya, el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez tarda demasiado en reaccionar y mientras los números que maneja el sector muestran la magnitud del desastre. La industria cerámica acabará el 2022 con una caída de la producción del 15% (se quedará en unos 500 millones de metros cuadrados) y hasta el mes de octubre ya se han destruido unos 400 puestos de trabajo directos (el azulejo da empleo en la provincia a unos 17.000 trabajadores). «Tenemos un problema de supervivencia y hay que resolverlo cuanto antes para poder invertir e innovar», defendió el presidente de la patronal.