Felipe Peraire Palos (Albocàsser, 1959), perito de cerámica técnica, hizo sus primeros pinitos en el mundo del azulejo con solo 22 años en Supercéramica, donde estuvo cinco ejercicios de la mano de su mentor, Eduardo Aparici. A los 27 fundó Cristalcer con otros tres socios, pero la vendieron solo cuatro meses después, y regresó de nuevo con Aparici para ejercer también como jefe de fábrica en Cenusa y Planomyr.
Ese fue su recorrido hasta que el 6 de abril de 1994 fundó Baldocer y, al poco tiempo, Azulejos Benadresa, que más tarde se fundieron. Baldocer nació en unas modestas instalaciones alquiladas y con maquinaria recuperada que distan mucho de las actuales infraestructuras de la azulejera en Vilafamés, Vila-real y Vall d’Alba. En sus orígenes la mercantil contaba con una plantilla de 20 profesionales y una producción de 900.000 metros cuadrados al año.
Con este punto de partida, Baldocer ha experimentado un crecimiento sostenido pero constante durante 29 años, que le permiten ser ahora mismo todo un referente de Tile of Spain. Hoy cuenta con 600 trabajadores en plantilla, capacidad para producir 35.000.000 m2 y opera en 135 países de todo el mundo. Su facturación en 2021 alcanzó los 233 millones de euros.
Baldocer era una de las joyas de la corona en el sector cerámico para los grandes fondos de inversión, que durante los últimos cinco años no pararon de llamar a la puerta de Felipe Peraire para conseguir su adquisición. En un principio, el castellonense se mostró muy reticente a dar un paso tan importante, pero desde hace dos años ha estado realizando encajes de bolillos hasta cuajar una operación que satisface sus pretensiones, tanto económicas como morales. El pasado 22 de septiembre, hoy hace justo un mes, se confirmaba la venta al grupo mexicano Lamosa, un gigante con presencia en nueve países que de esta manera fortalece su posicionamiento en el continente europeo.
¿Qué hace un castellonense con más de 400 millones de euros en su cuenta? Como es lógico, esa es la pregunta que más se formula entre los emprendedores desde que Felipe Peraire ratificó la venta de Baldocer. Y la respuesta solo él la sabe con certeza. En declaraciones a Mediterráneo, dijo que «quiero vivir la vida con más calma» y añadió: «Seguiré en la promoción inmobiliaria para tener una distracción». Más tiempo tendrá a partir de mediados del 2025, por cuanto en el documento sellado con Lamosa figura que mínimo hasta esa fecha, cuando percibirá al menos otros 71 millones -en función de la cuenta de resultados--, que se sumarán a los 354 de este ejercicio, debe prestar toda su experiencia para hacer la transición a los mexicanos.
Pero Peraire es un hombre de negocios, lo lleva en los genes y quienes le conocen bien cuentan que no va a estar muchos días parado. Por de pronto, en las últimas semanas ya ha explorado varios proyectos para, si le seducen, otear nuevos horizontes. Eso sí, es significativo resaltar que el pacto con Lamosa también incluye otra cláusula por la cual no puede dedicarse al sector azulejero en ninguna de sus vertientes. O sea, que no entrarán nunca en competencia, algo que parece lógico.
Si podemos estar ante un grande del sector inmobiliario, es cosa de dejar pasar unos años y ver los resultados. Ahora mismo, uno de sus objetivos es seguir adelante con el proyecto bautizado como Porta de Mar. Una iniciativa que, a largo plazo, contempla 400 viviendas, un hotel de 5 estrellas, una clínica de lujo y restaurantes sobre 370.000 m2 de terrenos que Felipe Peraire adquirió tiempo atrás a una familia de Valencia y a Servihabitat en la urbanización Colomera de Orpesa, con unas vistas privilegiadas. Actualmente se comercializa la primera fase -bajo la marca Andryala--, con una inversión de 10 millones de euros.
Agrupa veinte viviendas exclusivas cuyas obras están muy adelantadas, incluso buena parte de las mismas ya con propietarios, algunos extranjeros. Y en los próximos días está previsto abrir una oficina, junto al restaurante Azulsalado, dirigida a quienes estén interesados en la adquisición de estas casas de lujo. Para la segunda fase, que contempla treinta unifamiliares, ya se ha registrado la petición de licencia en el Ayuntamiento de Orpesa.
Otro proyecto inmobiliario que implica a Felipe Peraire recibirá el nombre de Amares y está emplazado en la República Dominicana. Concretamente en la zona de Samaná, que los expertos en turismo definen como un paraíso virgen, exótico, lejano y misterioso. La primera fase tendrá 36 villas y el expropietario de Baldocer tiene cuatro socios de confianza como compañeros de viaje. El desembolso inicial es de 10 millones de euros y está previsto empezar las obras a mediados del 2024.
Felipe Peraire también ha cuajado una firme relación con José Luis López, conocido en el mundo de los negocios como El Turronero. Ambos están inmersos en el alquiler de algunos centros comerciales de tamaño mediado en España, casi todos edificados a demanda de los clientes. Proyectos que les permiten obtener después una interesante rentabilidad.
Alquiler de inmuebles
Ni que decir tiene que el empresario de Albocàsser tendrá ahora más colchón para continuar con sus inversiones financieras, la mayoría en renta fija, pues los tiempos en que era uno de los principales accionistas de Castellón en el Santander quedaron atrás.
Por lo que respecta al moderno centro logístico construido, pero todavía por estrenar, en la zona premium del polígono de Vall d’Alba sobre una parcela de 260.000 m2 con 85.000 de ellos edificados, que ha quedado fuera de la operación con el Grupo Lamosa, la principal opción que se baraja es que Felipe Peraire opte por el alquiler y no la venta. Igual que sucede con la planta de producción que Baldocer tenía en término de Vila-real (antigua sede de Italcerámica), muy bien situada por la cercanía a la CV-10 y la autopista, las dos principales vías de comunicación de la provincia. Ya tiene ofertas sobre la mesa.