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La Unión Europea y el Mercosur anunciaron este viernes en Montevideo su acuerdo comercial después de febriles negociaciones que permitieron evitar una nueva postergación, como en 2019. “Este es un hito histórico”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. “Permítanme agradecer a los negociadores. Han trabajado en pos de un acuerdo ambicioso y equilibrado”, añadió, delante de los presidentes de Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay, Luis Lacalle Pou, Javier Milei, Lula da Silva y Santiago Peña, respectivamente.
Von der Leyen recordó que el vínculo entre la UE y el Mercosur “es uno de los más fuertes en el mundo” y que se fortalecerá “como nunca antes” en momentos “cada vez más confrontativos“, donde “las democracias pueden apoyarse mutuamente” frente a los “vientos de fragmentación”. El tratado es un mensaje “a nuestras regiones”. Se ha diseñado en función de “intereses comunes” que permitirá crear un mercado de más de 700 millones de consumidores, con mejores trabajos y precios. “Esta es una alianza de comercio e inversiones jamás vista”.
Von der Leyen: “Esta es una alianza de comercio e inversiones jamás vista”.
La presidenta de la Comisión Europea es una de las principales impulsoras de un acuerdo, secundado por Alemania, España, Portugal, Suecia y otros países de la eurozona. París lo ha calificado de «inaceptable». Von der Leyen puso énfasis en que la UE es en la actualidad el segundo socio del bloque suramericano donde China tiene cada vez más peso. El acuerdo permitirá que las empresas de la zona ahorren 4000 millones de euros y que 60.000 empresas se beneficien de reducciones arancelarias y accesos preferenciales. Remarcó al respecto que se mejorarán las perspectivas de inversión “en todas las industrias estratégicas del Mercosur”.
Durante su breve discurso hizo un subrayado “a mis colegas europeos”. Y dijo, en clara alusión a los países que rechazan el entendimiento, en particular Francia: “esto es una ganancia para Europa” porque “creará grandes oportunidades de negocios”. La funcionaria señaló que eran «conscientes” de la situación de los productores agrícolas que podrían perjudicarse por las ventajas comparativas de las exportaciones brasileñas y argentinas hacia la UE, pero aseguró que el pacto incluye “salvaguardas para protegerlos”.
A su vez, Von der Leyen destacó que el entendimiento entre los dos bloques supone dar también un paso en dirección al cumplimiento del Acuerdo de París, un horizonte de expectativas sobre el cambio climático que es en principio rechazado por el ultraderechista Milei. La presidenta de la Comisión Europea consideró también que el tratado interregional contribuirá a una mayor protección del “patrimonio natural” que tiene el Mercosur en la Amazonía y sus bosques.
Cinco años atrás, la fuerte oposición europea a las políticas contra el medio ambiente de Jair Bolsonaro puso freno a la firma del acuerdo. Las condiciones se modificaron con la llegada a la presidencia brasileña de Lula. Las negociaciones para cerrar el texto del acuerdo interregional dieron un giro la semana pasada cuando se privilegiaron las razones políticas por encima de las técnicas que lo estaban demorando. Con el aterrizaje en Montevideo de Von der Leyen se emitió una señal clara de la voluntad de superación de los problemas pendientes.
El bloque suramericano se beneficiará en adelante con la drástica reducción de los aranceles en un 90% de sus productos en un plazo que, en 2019, se fijó en diez años. El tema más sensible serán las exportaciones agrícolas que, según informó, reclamará ajustes y otras velocidades en ciertos casos. La UE mejorará sus ventas de automóviles, prendas de vestir, productos farmacéuticos, chocolates y vinos. El acuerdo también hace referencia a la apertura en el sector servicios, la propiedad intelectual y las compras de los Estados.
Lacalle Pou, en calidad de presidente anfitrión, también destacó la “trascendencia” de lo ocurrido en Montevideo. “Es ilógico que los países no se puedan entender”. Según el mandatario uruguayo, el acuerdo es algo más que una plataforma de intercambio comercial. Reconoció que no todos los integrantes del Mercosur lo reciben con el mismo alborozo porque tienen distintas ideologías, “matices y diferencias” sobre cómo insertarse en una economía global. “Santiago Peña no está satisfecho pero ilusionado”, dijo sobre su colega paraguayo. El avance que se materializa en la capital uruguaya deja a su criterio una enseñanza: “no hay soluciones mágicas. Esto representa una oportunidad y estará en nosotros la responsabilidad para ir en la dirección correcta con pequeños pasos pero certeros”.
«Haremos el acuerdo Mercosur-UE, no tanto por la cuestión financiera, sino porque he estado lidiando con esto durante 22 años», dijo Lula. «Ursula von der Leyen tiene el poder para el acuerdo, y yo tengo la intención de firmarlo dentro de este año y sacarlo de mi agenda», prometió el mandatario brasileño.
Si bien la Comisión Europea tiene la potestad para encabezar las negociaciones, el acuerdo debe someterse a una votación del Parlamento Europeo, así como las legislaturas de cada país de la UE y el Mercosur, del cual también forma parte Bolivia, aunque por el momento no de manera plena.
Al igual que lo sucedido en la reciente cumbre del G20 en Río de Janeiro, Milei se abstuvo de colocarse por completo en la vereda opuesta. A diferencia de lo que piensa Lula, el ultraderechista argentino se ha mostrado abiertamente más proclive a establecer una alianza en todos los planos con Estados Unidos a partir de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump. Su Gobierno quiere que el Mercosur haga más flexible sus reglas internas y permita que sus miembros puedan negociar por separado acuerdos de libre comercio con otros países.