Como sucede en todos los ámbitos vinculados al diseño, los gustos de los consumidores y de los prescriptores van cambiando y las azulejeras van ajustando sus propuestas según avanzan las preferencias en la decoración del hábitat y en el interiorismo comercial. Desde la patronal cerámica Ascer anticipan, a través de su última cápsula informativa, las cuatro principales líneas estéticas que van a ser tendencia a lo largo de la próxima temporada.
La primera de ellas se adscribe al concepto de modernidad revisitada. Esta macrotendencia se caracteriza por potenciar la simplicidad en la vida cotidiana, sin renunciar a ciertas pretensiones estilísticas. La forma de alcanzar la sencillez es a través de una modernidad que busca la pureza, ennobleciendo la forma y reafirmando la personalidad de los materiales. Esta gran familia de productos encuentra en la cerámica y sus atributos, tan ligados a la tierra y a la historia, la afinidad perfecta para crear espacios que respiren este ideal de depuración visual.
En este apartado predominan las creaciones cerámicas inspiradas en formas simples, mínimas y casi poéticas, así como una gran variedad de gamas cromáticas: desde tonalidades naturales claras y suaves, a colores con más fuerza como verdes, azules y amarillos, evocando tonos orgánicos y limpios.
Tradicionalismo renovado
Esta corriente que imperará en 2021 sitúa a los materiales con tradición en el centro de la producción. Este enfoque también se refuerza con una perspectiva que incluye la responsabilidad ambiental, lo que conecta con el compromiso sostenible del sector cerámico. En cuanto a formas prima la búsqueda de la sobriedad, la simplicidad, la autenticidad rústica y, en último término, la atemporalidad. Predominan los gráficos simples, los
motivos geométricos abstractos y los patrones de inspiración tradicional-contemporánea como rayas, rombos o patrones étnicos. Su gama cromática transita desde tonos claros como grises piedra y beiges, pasando por colores tierra, hasta más fríos como el verde agua o azul grisáceo.
Autonomía artística
Esta línea del diseño apuesta por la composición de espacios que destaquen realmente del resto, con una visión bohemia, artística, vibrante y alegre que da como resultado
una nueva forma de expresionismo en las formas, materiales y colores que el azulejo sabe potenciar. Así, el próximo año predominarán los acabados rústicos y llamativos, sobre todo las superficies de inspiración natural, las piedras, el metal ennegrecido y el vidrio coloreado.
Cuenta con una gama de colores cálida y apagada, destacando los tonos azafrán, terracota o granate, en contraste con tonos silvestres como el verde abeto y el azul turquesa. También se rescatan los tonos tiza y el negro.
El lujo, en auge dentro del hábitat
Finalmente, el lujo es la
cuarta tendencia que se mantendrá viva y que ya fue una de las grandes líneas estéticas de
Cevisama, la última feria del sector que pudo celebrarse físicamente antes de la pandemia. La sofisticación llega con
efectos con abundantes vetas y cambios tonales pronunciados, brillos cada vez más perfectos y mates, iridiscencias oscuras, superficies veladas y difuminadas para componer ambientes pretendidamente refinados y exquisitos.