Después de un 2023 en el que los grandes proyectos urbanísticos del Camp Nou y del edificio Estel de Telefónica, ambos en Barcelona, o de la Ciutat Esportiva del Girona FC dispararon los datos, el sector de la construcción en Cataluña cerró el año pasado con un saldo satisfactorio, aunque mejorable. Durante ese ejercicio se emitieron 17.429 visados para edificar nuevas viviendas, una cifra que supone un aumento del 9,7% respecto a 2023 y que es el mejor resultado del último quinquenio. «Pero estamos todavía lejos de los 25.000 pisos anuales que la Agència Catalana de l’Habitatge había marcado como necesarios», ha constatado este martes el presidente del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya (COAC), Guillem Costa Casalmiglia.
De estas 17.429 proyectos para construir viviendas que recibieron la certificación de los arquitectos en 2024 (y que serán pisos para entrar a vivir en el plazo de entre un año y medio y dos años), solo 2.883 fueron de protección oficial. Esto representa apenas un 5,76% de las 50.000 viviendas públicas comprometidas por la Generalitat para 2030. Habrá, pues, que acelerar el ritmo. Y mucho.
¿Cómo habrá que hacerlo? «De entrada, el principal obstáculo es que no hay suelo preparado para esas 50.000 viviendas y eso es ya un trámite que debería ser lo más ágil posible», ha detallado Costa Casalmiglia. Para llegar al objetivo habrá que mejorar también los procesos administrativos, «que a veces tienen plazos larguísimos, con muchas dificultades para tener acceso al arquitecto municipal», ha agregado Sònia Oliveras, directora general del COAC. En ciudades como Barcelona estas tramitaciones pueden demorarse entre siete y ocho meses, cuando la ley habla de solo tres meses «y lo razonable serían hasta cinco». Otro escollo, ha agregado el presidente de los arquitectos catalanes, es el exceso normativo, «que podría simplificarse e integrarse para facilitar el trabajo de quienes redactan un proyecto constructivo».
En contra de la tendencia general, los proyectos de rehabilitación de viviendas ya existentes no han vivido un 2024 demasiado activo. Se visaron un 13,6% menos que el año anterior y, aunque no todas estas obras están obligadas a registrarse ante el COAC, el organismo tiene la sensación de que «es una actividad necesaria, sobre todo en ciudades como Barcelona donde existe una saturación de suelo para construir nuevas casas», ha destacado Costa Casalmiglia. «Pero demasiadas veces, los procesos para poner en marcha rehabilitaciones, o adaptaciones a las exigencias de eficiencia energética y descarbonización, acaban siendo complejos y las comunidades de propietarios desisten de emprenderlos», ha admitido.