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Alivio en el azulejo de Castellón al caer el recibo del gas y la luz

Los costes de la cerámica se reducen en 651 millones de euros. Desde Ascer recuerdan que esta disminución se debe al descenso de los precios de la energía, pero también a que han consumido menos por la caída de la producción

24.05.2024 09:41

Una de las principales preocupaciones del sector cerámico en los últimos años ha sido el fuerte incremento de los costes del gas y la electricidad. Tanto, que en el 2022 la factura energética supuso el 30% de la facturación total. Un porcentaje tan elevado que apenas daba margen a la competitividad, y por el que aumentaron los precios de sus productos.

En el 2023 la situación ha comenzado a mejorar, como se refleja en la última edición del estudio elaborado por la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer). El coste energético del pasado año ascendió a 1.031 millones de euros, lo que supone una reducción del 38,7% respecto al 2022. De esta manera, los gastos de la energía respecto a la facturación caen casi 10 puntos, con un 21%.

La parte más abultada de estos gastos procede del gas. Alcanzó los 824 millones de euros, con un descenso del 35,4%. En cuanto a la electricidad, la factura que pagó el sector azulejero alcanzó los 206 millones de euros, con un considerable retroceso del 49%.

Parte de esta rebaja en los costes tiene que ver con la disminución de precios. El principal indicador de la cotización del gas, el índice TTF holandés, disminuyó un 68,4%. Una cifra que en los primeros meses del 2024 también tiende a moderarse hasta estabilizarse sobre los 30 euros por megavatio hora. En verano del 2022 llegó a situarse en los 300.

En cuanto a la electricidad, la variación anual del pool eléctrico descendió el 59%. También hay otro dato que explica la caída a la mitad de la factura de la luz: la energía fotovoltaica de autoconsumo para la cerámica sigue disparada. Según las cifras aportadas por Ascer, en el 2023 ascendió a 111,8 gigavatios hora de producción, lo que supone un aumento del 141% respecto al 2022. La potencia instalada también dio un salto de gigante en solo un año, el 72%.

$!Datos de la evolución en el gasto energético de la cerámica.

A la hora de valorar este informe, el secretario general de Ascer, Alberto Echavarría, puso de manifiesto otro detalle menos favorable. »Los precios han caído sustancialmente, pero son más altos que antes de la crisis, y la reducción de la factura también se debe a la caída de la producción y la demanda«, comentó. Recordó que en el año 2019 la factura de la energía para la cerámica «era de unos 500 millones de euros para fabricar unos 500 millones de metros cuadrados, mientras que en el 2023, para producir menos de 400 millones de metros cuadrados el coste ha superado los 1.000 millones de euros».

Menos consumo

El informe de Ascer detalla el descenso del consumo energético, que va en consonancia de la caída del 21,2% de la producción. Se emplearon 12,3 teravatios hora de gas, lo que supone un 18% menos. Esto equivale al 55% del consumo de gas industrial de la Comunitat Valenciana y el 7% del consumo de gas industrial de toda España.

El consumo de electricidad fue de 1,4 teravatios hora, con un 16,6% menos. Tal y como ya se ha indicado, esto se debe a una menor demanda por la reducción en la producción, pero también por la apuesta creciente hacia las energías renovables de autoconsumo.

Además, se pone de manifiesto que los consumos por superficie fabricada han tenido variaciones «de forma asimétrica: el consumo de gas por metro cuadrado ha aumentado un 7,5% debido al cambio en el mix de producto fabricado y, por otro lado, a posibles ineficiencias causadas por las interrupciones de la producción para adaptarse a la demanda. En cambio, el consumo eléctrico por metro cuadrado se mantiene estable con un ligero incremento que no alcanza el 1%», indica Ascer.

Emisiones de CO2

Respecto al pago por las emisiones de CO2, han bajado un 78% respecto al 2022, al pasar de 57,5 millones de euros a 12. Las emisiones han descendido un 19%, en consonancia con el bajón productivo del 2023.