Desconectar
Actualidad

La cerámica Nolla sale del olvido en Valencia

13.02.2017 11:12

Decoró casas y palacios de todo el mundo y aún hoy se exhibe en muros y suelos de edificios públicos y viviendas particulares, pero la "revolucionaria" cerámica Nolla sigue siendo una gran desconocida en su Valencia natal, donde ahora un grupo de investigación trata de sacarla del olvido.

La historia de la compañía que el empresario catalán Miguel Nolla dirigió en Valencia desde la segunda mitad del siglo XIX y cuya producción siguió hasta los años 70 fascinó a los directivos de la empresa valenciana de restauración y patrimonio ARAE, Xavier Laumain y Ángela López, que en 2010 empezaron a estudiar las instalaciones de la antigua fábrica en la localidad valenciana de Meliana.

"El proyecto adquirió vida propia cuando empezamos a conocer la calidad de los materiales y la calidad de la gente que había detrás", explica a EFE Laumain, ahora presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cerámica Nolla, creado cuando la investigación "empezó a quedarse grande" para él y su compañera y que ya cuenta con cinco expertos en esta cerámica "tan resistente como el mármol de Carrara".

Además de sus aspectos técnicos, es el diseño característico de esta cerámica, con piezas pequeñas de colores vivos, fácilmente combinables para dar lugar a cualquier diseño, lo que ha enamorado a los cinco estudiosos. "Siempre digo que con la cerámica Nolla el único límite para los clientes era la imaginación", subraya.

Algunos mosaicos aún presiden majestuosas fachadas y decoran despachos y salones como los del Ayuntamiento de Valencia, el palacio de Correos y el Teatro Principal, pero la empresa de Meliana hizo del mundo su mercado y llevó sus creaciones también a países como Portugal, Francia, Rusia, Argentina, México, Chile y Guatemala.

Mientras tanto, en esa localidad valenciana, con una escuela infantil, un pionero sistema de "caja de resistencia" -antecedente de los seguros- e incentivos para los mejores empleados, los métodos de trabajo de Miguel Nolla supusieron a finales de siglo "una verdadera revolución".

"Apostaba por el trabajo de las mujeres, obligaba a los niños que trabajaban para él a estar escolarizados, incentivaba la formación también en adultos y repartía gran parte de los beneficios entre los empleados", relata el experto, que destaca que Nolla "regalaba casas a los mejores y más antiguos trabajadores", que dieron nombre al barrio Nolla de Meliana.

Más allá de las máquinas, la vida de la compañía continuaba en el Palauet Nolla, una antigua alquería anexa a la fábrica en la que el ceramista tenía su salón de exposición o "showroom", donde hizo recubrir paredes y suelos con los mosaicos de cerámica que él mismo producía.

"Al Palauet invitaba a gente importante de toda Europa, que se hospedaba allí durante días para ver el producto en primera persona" como Amadeo de Saboya, los Hohenzollern, Alfonso XII, los Romanov o incluso Vicente Blasco Ibáñez.

Si ellos fueron embajadores de lujo de la marca, uno de sus principales escaparates fue la arquitectura de Gaudí, que incorporó estos mosaicos valencianos en su célebre Casa Batlló, cuando con el auge del modernismo y con la empresa en manos de la familia Trénor tras la muerte de Nolla, la compañía experimentó "una segunda vida" hasta caer en el olvido con su cierre en los años 70.

Los investigadores trabajan ahora por reivindicar, conservar e inventariar los mosaicos de este gres, sobre todo en casas particulares, con un trabajo que en ocasiones les lleva de puerta en puerta pero que afrontan con "optimismo".

"La gente mayor lo valora porque se limpia fácilmente y no se desgasta, y los jóvenes porque los mosaicos están de moda, pero muy pocos por lo que realmente es", lamenta Laumain, que, sin embargo, empieza a notar un cambio: "Una vez sabe lo que es, no dejan de ver cerámica Nolla en todas partes y te llaman para decírtelo".

Además del "boca a boca" y la colaboración vecinal, el centro de investigación cuenta en su lucha con aliados valiosos como los descendientes del empresario, entre ellos, la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá, que en sus años al frente del consistorio se mostró "muy involucrada" en los proyectos sobre esta cerámica, aunque siempre "a nivel personal y no político", matiza el experto.

La asociación organizará un congreso en Barcelona en 2017, una exposición, rutas culturales y un "plan educativo" para escolares valencianos, además de trabajar en una base de datos de los mosaicos que aún quedan en la Comunitat, una tarea "titánica" para difundir este patrimonio que ha estado años "totalmente olvidado".