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El gas sube un 55% en dos años y ya amenaza las cuentas del azulejo

05.11.2018 12:04

El sector azulejero de Castellón encara unos meses claves para su futuro inmediato. Pese a que los últimos datos de exportación aún son positivos, los signos de una cierta ralentización ya se evidenciaron con los resultados de agosto del Índice de Producción Industrial, que sufrió un tenso frenazo en agosto. A ello se suma el incremento del precio de la materia prima energética más importante para el clúster: el gas. Su coste se ha disparado en los últimos meses y acumula un aumento del 55% en dos años, en paralelo a la escalada del barril de petróleo Brent. Y lo peor es que las perspectivas para el 2019 no son nada halagüeñas, con lo que la competitividad del principal sector de la industria castellonense está en entredicho.

A falta de lo que esté por venir, lo que sí está claro es que en los últimos meses aquellas empresas que hayan renegociado los precios del suministro se habrán llevado las manos a la cabeza. Según el responsable de Energía de la consultora Ayming, Javier Díaz, para el 2017 se llegaron a cerrar contratos a 11 euros por megavatio y hora (mwh), mientras que este año la cifra se sitúa ya en los 17 euros/mwh. Es decir, un incremento del 54% que según Díaz es «dramático» para un sector que es intensivo en uso de gas.

FALTA DE COMPETITIVIDAD

Las dificultades para absorber tales aumentos también las evidencia la patronal cerámica Ascer. Fuentes de esta organización reconocieron una «subida acumulada» del precio del gas que se suma a que España soporta «uno de los precios de electricidad más altos de los países de la Unión Europea». «Es evidente que nos perjudica el hecho de pagar una energía más cara que otros estados productores, pues resta competitividad en un entorno en el que cada día hay más competencia en el mercado global», aseguran en Ascer.

En este sentido, el presidente de la patronal, Vicente Nomdedeu, señaló en una entrevista reciente que «todos los días se abre una fábrica de azulejos en el mundo y se consume más, pero nosotros estamos estrangulados por costes logísticos, medioambientales, laborales y por otros factores que dificultan la competencia». En ese apartado de otros destaca el factor energético, muy importante porque el sector cerámico genera un 75% de sus ingresos gracias a la exportación. Entre el gas y la desaceleración económica, Ascer prevé crecer un 1,8% este ejercicio, la mitad que el año anterior.

LAS EXPECTATIVAS PARA ESTE AÑO 

La subida del gas se explica porque su precio va vinculado, en la mayoría de casos, al valor del barril de petróleo Brent, según constatan desde GasIndustrial, asociación que agrupa a las firmas que utilizan esta energía de forma intensiva, entre ellas varias azulejeras. Su directora general, Verónica Rivière, asegura que la subida del crudo en los últimos doce meses ha sido del 29%, pues «el temor a una reducción del abastecimiento por cuestiones como las sanciones a Irán, la menor producción de Venezuela o Libia y la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de no incrementar el bombeo están tensando el mercado». El barril de Brent ha llegado a 85 euros en los últimos meses y, pese a que recientemente su valor se ha situado por debajo de los 80 euros, no faltan los analistas que alertan de que podría dispararse hasta alcanzar los 100 euros durante el año próximo. Estos vaticinios suponen que las azulejeras no pueden dar por cerradas, ni mucho menos, las tensiones vinculadas a la carpeta del gas, pues el precio podría escalar hasta los 25 euros/mwh, más del doble que tres años antes.

EL MIBGAS NO ARRANCA

Otro de los motivos de que el aumento del valor del gas lastre las cuentas de explotación de las cerámicas es que el MibGas, el hub nacional del gas que la industria pidió durante años para mitigar la volatilidad de los precios y que funciona desde el 2015, está lejos de funcionar como se preveía. Díaz indicó que este mercado «aún necesita un periodo de maduración de entre dos y tres años», pues en 2017 apenas negoció un 5% de la demanda total del país.