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Zirconio apaga sus hornos y despedirá a 120 empleados

06.03.2018 09:44

Más de medio siglo después de su implantación en el término municipal de Vila-real, la empresa cerámica Zirconio, en su día una de las firmas punteras en el sector, ha decidido desmantelar totalmente sus plantas de producción de azulejos y prescindir de buena parte de su actual plantilla, compuesta por unos 160 trabajadores, de los que 128 venían operando en la parte de la fábrica que ahora desaparecerá.

La medida supondrá el despido masivo, a través de un ERE por extinción de actividad, de unos 120 trabajadores. Mientras la empresa espera que ronden los cien, los representantes sindicales temen que se llegue a los 130. Todo está a la espera de unas negociaciones que siguen abiertas, mientras los hornos, prácticamente inactivos, apuran ya sus últimas horas.

Así, tras varios años de una muy complicada situación económica, en los que no faltó la aprobación de varios expedientes de regulación de empleo y el correspondiente adelgazamiento de su plantilla, en 2013 la multinacional malaya Niro Ceramics, optó por la compra de la planta vila-realense. Lo que en un principio fue un balón de oxígeno para el ánimo de las familias de los trabajadores de la fábrica, finalmente la situación no se solventó y el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Castellón acordó, en junio del pasado año, la extinción de la firma al no lograr superar el concurso de acreedores que la empresa venía arrastrando desde el 2010.

CAPITAL EXTRANJERO 

Niro Ceramics, de Malasia, formalizó la compra de la firma castellonense por un importe de 9 millones de euros y, desde que fue declarada la extinción de Zirconio, la fábrica había seguido con su producción y comercialización, de ahí que estuviera presente durante la pasada edición ferial de Cevisama.

A partir de ahora, la antigua Zirconio basará su actividad en la comercialización de productos fabricados por terceros, tal como confirmó a Mediterráneo su director gerente, Manuel Rodríguez, quien señala que las causas para llegar a esta situación tienen que ver con la falta de competitividad en un momento de gran concentración de la producción en grandes grupos, la apuesta por las fábricas eficientes frente a una maquinaria ya obsoleta o la importante batalla de precios en el sector.

Mientras tanto, el proceso negociador entre empresa y trabajadores deberá determinar ahora las condiciones en las que quedan estos empleados, de los que al menos 22 corresponden a trabajadores de más de 55 años.